Lunes, 30 de septiembre de 2024 – La FTC estadounidense alerta de una subida del número de estafas producidas con cajeros automáticos de Bitcoin.
Las tramas de estafas, a pequeña escala, se dirige a particulares, y se han robado más de 65 millones de dólares (aunque en 2022 fueron 114 millones). Las autoridades consideran que ésta es sólo una parte visible, y que hay muchas más estafas que no se denuncian.
Con el incremento de instalaciones de cajeros de criptomonedas en muchas más localizaciones, están proliferando también los estafadores que las tienen como objetivo.
El importe promedio por estafa es de unos 10.000 dólares, una cantidad que puede dañar la economía de una familia durante mucho tiempo. Otro dato a considerar es que los mayores de 60 años se ven afectados tres veces más que el resto de grupos de edad.
El modus operandi de la estafa
Aunque no hay un guión específico para estas estafas, lo habitual es que siga este patrón: el usuario recibe una llamada o mensaje sobre actividades sospechosas o gastos no autorizados en su cuenta, o bien una alerta en un ordenador o un email.
Muchos usuarios creen que estos mensajes son reales dado que, a menudo, los estafadores los combinan con una llamada u otro mensaje haciéndose pasar por un representante de un banco o gobierno. La idea es que el dinero de la víctima está en riesgo, o que su cuenta está siendo utilizada por un tercero criminal.
Entonces, la oferta del estafador es pedirle a la víctima que deposite dinero en un cajero automático de Bitcoin. Pide a la víctima que saque dinero de su banco, que vaya a un cajero cercano y que lo deposite. Se envía un código QR para escanear en el cajero. Al hacerlo, el dinero va directamente a la wallet crypto del estafador.
Es cada vez más complicado distinguir las llamadas o mensajes de estafadores que las legítimas, ya que muchas veces incluso el teléfono que aparece en la llamada es el mismo que el del banco. Esto ocurre muy a menudo en España.
Entre las recomendaciones de seguridad: se trata de estar en alerta permanente, no abrir mensajes sospechosos o inesperados, no responder a llamadas ni a mensajes desconocidos, y verificar la información antes de dar ningún paso –y no dar datos personales a nadie. Incluso las urgencias reales de dinero no lo son tanto como para correr a un cajero a sacar dinero o depositarlo en otra parte.
Los estafadores suelen generar una sensación de urgencia para mover a la víctima para que actúe enseguida. Y ningún organismo oficial pedirá, hoy por hoy, el depósito de dinero en un cajero automático de criptomonedas.
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